viernes, 28 de febrero de 2014
Una historia de herencia.
Por herencia era alemán, por herencia era judío. Se encontraron en la misma sala, y el rencor salio hacia a fuera. Nadie entendía muy bien que pasaba, la historia no sigue viva. Entre uno y otro se maltrataban, inconscientemente, tal vez. En la sangre quedaba guardada los restos de un ataque perdido, los restos de un ser querido. En la memoria quedaban imágenes, prácticamente inventadas por un libro. Pero la historia debía ser cierta, así que había que creer en la intuición de que algo pasaba. Ni el judío ni el alemán sabían que pasaba, ambos se crearon guerras en su mente, y por eso maltrataban. Era todo una historia vacía, basada en una historia pasada. Entre quejas y reproches uno decide retirarse, consciente de que algo era completamente enfermizo.
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